Menos mirar y más participar.

viernes, 23 de mayo de 2014

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Me acuerdo de aquellas tardes de verano. Ingenueas e infinitas. Cada pequeña historia comenzaba sentado en aquella cocina. Tia puedo? No.  Infatigable niño con cara de mico. Las tres era nuestra hora de quedar.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Tres de cada cuatro.

Cada mañana sigo el mismo ritual. Suena la alarma de tono facilón de mi móvil, abró como buenamente puedo mis párpados, y rebusco ineficazmente el teléfono en el cajón de la mesita que tengo que utilizar como cesto, para que no acabe aterrizando en el suelo. La apago y me recreo 10 minutos entre las sábanas, hasta que vuelve a sonar. Me levanto, y enciendo la radio. Escuche queriendo haber oido el titular de una noticia, rezaba... "tres de cada cuatro...."

lunes, 7 de octubre de 2013

El día que me di cuenta; cuando dejé de ser persona.

Pues sí, parecía que jamás iba a llegar pero llegó. Tal día como hoy.

Esta mañana, me desperté como cualquier otro lunes de los últimos tres o cuatro años. Me levanté, hice café, me duché y fui a trabajar. Todo normal. Muy normal. El día pasó egoísta y rápido, nada fuera de lo común. Terminé mi jornada y fui a tomar unas cervezas, comentando la semana y los trabajos pendientes, sumido en un sin fin de pensamientos acerca de mi futuro más próximo. Ensimismado, subí las escaleras del segundo sin ascensor que me llevan a casa, abrí la puerta de entrada y de la nevera, y encendí la radio que siempre tengo en la cocina. Por lo general suele tener sintonizado Rock FM, donde suenan los clásicos básicos que han acompañado mi vida, desde los Doors hasta Queen. Hoy, inquieto por la actualidad, giré la rueda y cambié el dial para escuchar Hora 25 mientras llenaba mi buche con pan y chorizo. Estaban emitiendo un especial sobre la tragedia de Lampedusa, con Luis Sepúlveda al micrófono  explicando la cruda realidad del continente, los datos del desastre y la pasividad europea, sumida en un laberinto burocrático de corbatas, chupatintas y gabinetes. Y empecé a sudar.

No me había tenido nunca por una persona alejada de la realidad. Todos los días desayuno con las noticias, escucho la radio cuando puedo (no son pocas horas al día) e intento mantenerme informado de las idas y venidas planetarias. Vuelvo a sudar. Me pregunto un poco atormentado,  cuándo dejó de importarme, cuándo me convertí en un ser impasible ante la cruda realidad del resto de personas y cuando me escondí tanto dentro de mí que hice de mis problemas únicos y de la realidad indiferencia.

Con tristeza, hoy tengo que decir que he dejado de ser persona y lo que es peor, ya no sé si lo quiero ser.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Cuentos de Princesas descansando tranquilas VI














Cortinas negras entreabiertas,
bambalinas de luna de mayo,
Reflejo de tu rostro, sin alma, sin sonrisa.
Mi presencia no era compañía.
Sentada en el suelo,
derramaste nuestra única y última lágrima.

miércoles, 4 de abril de 2012

La desgarradora rotura del cordón umbilical


Ya había anochecido. Una luz tenue procedente de una vieja lámpara de mesa iluminaba en color sepia la habitación. El silencio ahogaba el llanto que en ocasiones sucumbía impotente ante la cruel visita del doctor muerte. Los presentes sintieron un dolor agudo en el vientre. Sus miradas titubeaban entre el infinito y una cama, donde se había asfixiado el último aliento. Un cuerpo inerte yacía ya sin dolor. La vida de la madre había roto aguas. Y sus hijos habían sentido por primera vez en su vida la verdadera y desgarradora rotura de un cordón umbilical.

jueves, 1 de marzo de 2012

Versos perdidos al atardecer.












Luce ciego el ocaso, rojo
tardío, ausente y perdido.
Muere el día. Pulmones rotos,
turbios y pasmados sentidos.
¡Cierra tus vulnerables ojos!
Te volviste inmune, esculpido
en acero, cortado en trozos.
impasible al paso del tiempo.
Luce muerto el ocaso rojo.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Poison Lovers

Puedes asomarte a esta ruina,
y avistar la sombra que me acorrala.
Valiente para abrir fuego,
olvidas tu lanza en el costado.
¿Dónde acampas?,
que sin conocer respuesta
hoy soy prisionero sin guardia.
Asumo mi torpeza
y dependencia hacia ti,
porque no hay muralla que me resguarde ante tu embiste,
porque no sé domarte.
Tu tiranía en sobresaltos,
mi esclavitud.