Menos mirar y más participar.

lunes, 7 de octubre de 2013

El día que me di cuenta; cuando dejé de ser persona.

Pues sí, parecía que jamás iba a llegar pero llegó. Tal día como hoy.

Esta mañana, me desperté como cualquier otro lunes de los últimos tres o cuatro años. Me levanté, hice café, me duché y fui a trabajar. Todo normal. Muy normal. El día pasó egoísta y rápido, nada fuera de lo común. Terminé mi jornada y fui a tomar unas cervezas, comentando la semana y los trabajos pendientes, sumido en un sin fin de pensamientos acerca de mi futuro más próximo. Ensimismado, subí las escaleras del segundo sin ascensor que me llevan a casa, abrí la puerta de entrada y de la nevera, y encendí la radio que siempre tengo en la cocina. Por lo general suele tener sintonizado Rock FM, donde suenan los clásicos básicos que han acompañado mi vida, desde los Doors hasta Queen. Hoy, inquieto por la actualidad, giré la rueda y cambié el dial para escuchar Hora 25 mientras llenaba mi buche con pan y chorizo. Estaban emitiendo un especial sobre la tragedia de Lampedusa, con Luis Sepúlveda al micrófono  explicando la cruda realidad del continente, los datos del desastre y la pasividad europea, sumida en un laberinto burocrático de corbatas, chupatintas y gabinetes. Y empecé a sudar.

No me había tenido nunca por una persona alejada de la realidad. Todos los días desayuno con las noticias, escucho la radio cuando puedo (no son pocas horas al día) e intento mantenerme informado de las idas y venidas planetarias. Vuelvo a sudar. Me pregunto un poco atormentado,  cuándo dejó de importarme, cuándo me convertí en un ser impasible ante la cruda realidad del resto de personas y cuando me escondí tanto dentro de mí que hice de mis problemas únicos y de la realidad indiferencia.

Con tristeza, hoy tengo que decir que he dejado de ser persona y lo que es peor, ya no sé si lo quiero ser.

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