Menos mirar y más participar.

miércoles, 4 de abril de 2012

La desgarradora rotura del cordón umbilical


Ya había anochecido. Una luz tenue procedente de una vieja lámpara de mesa iluminaba en color sepia la habitación. El silencio ahogaba el llanto que en ocasiones sucumbía impotente ante la cruel visita del doctor muerte. Los presentes sintieron un dolor agudo en el vientre. Sus miradas titubeaban entre el infinito y una cama, donde se había asfixiado el último aliento. Un cuerpo inerte yacía ya sin dolor. La vida de la madre había roto aguas. Y sus hijos habían sentido por primera vez en su vida la verdadera y desgarradora rotura de un cordón umbilical.